En el féretro gris que yacía en medio de la plazoleta quedó sepultada la Independencia nacional. “Nada que festejar” era la postura plasmada en una lona. Ni un motivo por el cual gritar el clásico: ¡Viva México cabrones!
Y quién de esos hombres de piel arrugada iba a festejar cuando en sus recuerdos, sólo quedan los mismos que aquel que mostraba una manta con una imagen en sepia y un médico pasándoles “báscula” por todo el cuerpo. “Nos desnudaban para luego fumigarnos”, eran las palabras escritas que describían la escena impresa. Memorias coincidentes en cada uno de los 150 ex braceros que ayer salieron a las calles del centro de Guadalajara para decir que no había un carajo de fiesta patriotera.
Moño negro en el brazo. Un ataúd grisáceo forrado con la bandera tricolor. Tal parodia de los Marines estadounidenses cuando caen en la línea de guerra. Pero acá no era un sepulcro siquiera que recordara a algún caído en la “lucha contra el narco”. Era la representación –o el destino de miles– que cruzan la frontera en busca del alimento para los que de sus sangres, aquí se quedan.
“Migrantes indocumentados, aquí y en Estados Unidos”, podía leerse a un costado de la caja de madera estacionada en la que fue bautizada hace unos meses por los ancianos de sombrero como la Plaza del Migrante, entre la Preparatoria 1 y las instalaciones del Ejército aquí en Jalisco, sobre la avenida San Felipe.
“Felipe Calderón es un negligente criminal”, gritó por el altavoz, Gilberto Parra, dirigente del Centro Jalisciense de Atención al Adulto Mayor y al Migrante. Se refirió a las reformas legislativas para crear un fideicomiso que administrará los fondos para aquellos que trabajaron en el programa Bracero (acordado por México y Estados Unidos entre 1942 y 1964), aprobadas hace cinco meses y que apenas el 10 de septiembre, al titular del Ejecutivo federal le dio la gana publicar en el Diario Oficial de la Federación (DOF)
Por ello, para Gilberto Para, el presidente panista no es más que un “negligente criminal”. Primero, porque tardó tanto en publicar las modificaciones y en ese tiempo han muerto otros braceros y, segundo, porque los cambios establecen que en un plazo máximo de seis meses de lo publicado en el DOF, el Gobierno Federal tendrá que pagar, en una sola exhibición, 38 mil pesos. Otros 180 días tendrán que esperar alrededor de 170 mil ex braceros para recibir la lana. Por la edad, por la enfermedad, quién sabe si lleguen. “Muchos de ellos no podrán cobrar, Calderón sabe que estos adultos mayores están muriendo”, dijo Parra.
“No hay nada que festejar. La clase política es más entreguista que Santa Anna. El imperio de ahora es cruel, rapaz, sanguinario, más que el de los españoles en su tiempo”, manifestó Parra por el altoparlante.
Y eso fue lo que transmitieron ayer aquellos que trabajaron en los campos gringos, la desigualdad en que viven. Partieron de la explanada citada hacia la avenida alcalde. Caminaron por Reforma y doblaron en Pedro Loza. Bajaron por Juan Manuel hasta Palacio de Gobierno, a tratar de exigir ese pago que tanto les han prometido.
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