Un total de 393 ex braceros de la entidad (Según cifras Oficiales) fallecieron en espera de los recursos del Fondo de Apoyo Social para Ex Trabajadores Migratorios Mexicanos que ahora serán entregados por parte del Gobierno federal a fin de cubrir su adeudo con las aproximadamente 17 mil personas que en esta entidad reclaman el pago de su dinero a la Federación.
Según lo informado en la trigésima relación del fideicomiso, publicada en el Diario Oficial de la Federación, los que fueron elegidos nacieron todos a principios del siglo pasado, a excepción de Antonia Ramírez Parra, cuya fecha de nacimiento hace referencia al 25 de julio de 1889. Actualmente tendría 120 años de edad, por lo que tocará a sus descendientes decidir si aceptan el ofrecimiento de la Federación o se unen al reclamo de los miles de ex braceros que esperan una resolución a la exigencia de que los 70 millones de pesos adeudados se entreguen en una sola exhibición.
Una década más joven, Manuela de la Cruz López, nacida el 5 de abril de 1899, es otra de las beneficiarias que falleció a la espera del fruto de su trabajo.
El documento hace referencia igualmente a otros 392 casos en situaciones similares, de migrantes que nacieron entre 1900 y 1909, quienes en la actualidad tendrían hasta 110 años de edad.
De la generación del primer año del siglo XX resaltan los casos de Ernesto Leyva Ornelas, nacido el 1 de enero de 1900, siete días antes que María Dolores Montoya Peña y 364 antes que Perfecta Parra Torres, quien vino al mundo un 31 de diciembre de 1900.
Al respecto, organizaciones sociales señalan que la cifra de fallecidos rebasaría el millar de personas, aunado también a que en los padrones se ha cambiado el nombre del beneficiario para colocar el de la viuda o los hijos de los ex trabajadores migratorios.
Una de las últimas muertes en la entidad ocurrió a principios de año, cuando Agustín Nava Calderón, de 79 años, originario de Juárez, falleció mientras hacía fila para entregar papeles con los que acreditaría haber laborado en Estados Unidos dentro del Programa Bracero. La defunción ocurrió tras quince horas de espera del ex trabajador migratorio para apuntarse en el padrón de beneficiarios.
Durante el tiempo que se mantuvo activo el programa de trabajadores migratorios, entre 1942 y 1967, alrededor de cinco millones de mexicanos laboraron en los campos agrícolas de los Estados Unidos. Entre ese número, a principios del año pasado, un importante grupo de braceros con residencia en el vecino país interpuso una demanda en contra de bancos nacionales y de Estados Unidos, resolviéndose luego que la querella siguiera sólo en contra del Gobierno federal de México.
El objetivo era que se les repusiera el 10% del salario que recibieron entre 1942 y 1949, cantidad que el banco Wells Fargo retuvo para transferirlo a instituciones mexicanas como Banrural, una vez que los braceros llegaron a los Estados Unidos para suplir a los hombres que acudieron a combatir en la Segunda Guerra Mundial. El dinero "desapareció" y en el 2001 abogados estadounidenses presentaron una demanda colectiva en California a nombre de los trabajadores para recuperarlo.
Casi una cuarta parte de los braceros pasaron por Juárez y El Paso, Texas.
Se les transportaba en camiones a Fabens, Texas, al Centro de Procesamiento de Río Vista, donde los bañaban, los desinfectaban con extraños polvos blancos y luego los entregaban a sus patrones. De ahí partían a las distintas regiones agrícolas del suroeste y el norte de los Estados Unidos.
Según lo informado en la trigésima relación del fideicomiso, publicada en el Diario Oficial de la Federación, los que fueron elegidos nacieron todos a principios del siglo pasado, a excepción de Antonia Ramírez Parra, cuya fecha de nacimiento hace referencia al 25 de julio de 1889. Actualmente tendría 120 años de edad, por lo que tocará a sus descendientes decidir si aceptan el ofrecimiento de la Federación o se unen al reclamo de los miles de ex braceros que esperan una resolución a la exigencia de que los 70 millones de pesos adeudados se entreguen en una sola exhibición.
Una década más joven, Manuela de la Cruz López, nacida el 5 de abril de 1899, es otra de las beneficiarias que falleció a la espera del fruto de su trabajo.
El documento hace referencia igualmente a otros 392 casos en situaciones similares, de migrantes que nacieron entre 1900 y 1909, quienes en la actualidad tendrían hasta 110 años de edad.
De la generación del primer año del siglo XX resaltan los casos de Ernesto Leyva Ornelas, nacido el 1 de enero de 1900, siete días antes que María Dolores Montoya Peña y 364 antes que Perfecta Parra Torres, quien vino al mundo un 31 de diciembre de 1900.
Al respecto, organizaciones sociales señalan que la cifra de fallecidos rebasaría el millar de personas, aunado también a que en los padrones se ha cambiado el nombre del beneficiario para colocar el de la viuda o los hijos de los ex trabajadores migratorios.
Una de las últimas muertes en la entidad ocurrió a principios de año, cuando Agustín Nava Calderón, de 79 años, originario de Juárez, falleció mientras hacía fila para entregar papeles con los que acreditaría haber laborado en Estados Unidos dentro del Programa Bracero. La defunción ocurrió tras quince horas de espera del ex trabajador migratorio para apuntarse en el padrón de beneficiarios.
Durante el tiempo que se mantuvo activo el programa de trabajadores migratorios, entre 1942 y 1967, alrededor de cinco millones de mexicanos laboraron en los campos agrícolas de los Estados Unidos. Entre ese número, a principios del año pasado, un importante grupo de braceros con residencia en el vecino país interpuso una demanda en contra de bancos nacionales y de Estados Unidos, resolviéndose luego que la querella siguiera sólo en contra del Gobierno federal de México.
El objetivo era que se les repusiera el 10% del salario que recibieron entre 1942 y 1949, cantidad que el banco Wells Fargo retuvo para transferirlo a instituciones mexicanas como Banrural, una vez que los braceros llegaron a los Estados Unidos para suplir a los hombres que acudieron a combatir en la Segunda Guerra Mundial. El dinero "desapareció" y en el 2001 abogados estadounidenses presentaron una demanda colectiva en California a nombre de los trabajadores para recuperarlo.
Casi una cuarta parte de los braceros pasaron por Juárez y El Paso, Texas.
Se les transportaba en camiones a Fabens, Texas, al Centro de Procesamiento de Río Vista, donde los bañaban, los desinfectaban con extraños polvos blancos y luego los entregaban a sus patrones. De ahí partían a las distintas regiones agrícolas del suroeste y el norte de los Estados Unidos.