En condiciones infrahumanas diariamente decenas de ex braceros tienen que esperar hasta ocho horas para que la oficina de Telecomunicaciones de México (Telecomm) les pague el subsidio económico que la federación les asignó.
Así lo denunciaron familiares de los ancianos y viudas de los fresnillenses que en la época de los años cuarenta y sesenta laboraron en los Estados Unidos de Norteamérica en la construcción de las vías del ferrocarril.
Explicaron que los ex trabajadores son citados a las 8 de la mañana para entregarles su dinero, empero, el personal de telégrafos siempre argumenta que no ha llegado el depósito o no cuentan con dinero.
Con la esperanza de recibir el apoyo, los ex trabajadores migrantes esperan en el interior y el exterior de la oficina en mención sin probar alimentos y sin poder realizar sus necesidades fisiológicas, denunciaron.
Dijeron que el trato que les profieren a los ex braceros es completamente violatorio de sus garantías individuales, “muchos de ellos están enfermos y en ocasiones hasta se desmayan”, expresó.
Lorenzo García Ruvalcaba, de 79 años de edad, junto con una de sus hijas y un nieto, llegó ayer a temprana hora procedente de Guadalajara, Jalisco, a fin de lograr el cobro del subsidio económico.
A lo largo de siete horas estuvo esperando recibir su dinero, sin embargo, al filo de las 3 de la tarde le notificaron que no había recurso económico para pagarle y que tendría que volver este día.
El afectado relató que no había comido, que no traía dinero, ya que el que consiguió fue única y exclusivamente para pagar los viáticos. Ahora qué voy a hacer, dónde vamos a dormir y qué va a comer mi nieto y mi hija, murmuraba García Ruvalcaba.
Marcelino Ramírez, vecino de la comunidad de Altamira, señaló que tenía tres días esperando a recibir su pago y que los empleados de Telecomm señalan que no tienen dinero para pagarles.
Crescencio Moreno Sosa señaló que llevaba toda la semana viajando de su comunidad, Chichimequillas, y que no ha tenido suerte de que le entreguen el subsidio.
Otros afectados dijeron que el trato que se brinda es completamente inhumano, pues muchos de ellos padecen enfermedades crónicas degenerativas que los agobian.
“Tenemos la necesidad de hacer del baño y no hay donde, nos tenemos que aguantar y muchos de nosotros hemos empeorado nuestro estado físico”, evidenciaron.
Fuente: La Jornada de Zacatecas